Las mujeres con discapacidad denuncian su especial vulnerabilidad frente a la violencia de género

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Representantes de diferentes entidades explican su experiencia en una jornada sobre la ley del ‘Sólo Sí es Sí’ organizada por el COCARMI

Varias mujeres con discapacidad explicaron el viernes 17 de marzo su experiencia como víctimas de violencia de género en una jornada organizada por la Comisión de Género del Comité Catalán de Representantes de Personas con Discapacidad (COCARMI), principal plataforma del movimiento asociativo de la discapacidad en Catalunya, donde viven más de 634.000 personas con alguna discapacidad reconocida.

La jornada se organizó dentro de los actos del Día Internacional de las Mujeres y sirvió, además, para conocer un poco mejor algunas novedades de la ley del ‘Sólo Sí es Sí’ gracias a una ponencia de la abogada especialista en violencia contra las mujeres y las niñas, Trinidad Fernández Russell. La experta calificó la ley de «buena» porque es una ley «integral» que habla de garantizar la libertad sexual de las personas y abarca diferentes puntos de vista: «el de la prevención, el de la reparación, el del acompañamiento y el de la reinserción”. Es una ley que “siempre ha tenido en cuenta a las mujeres con discapacidad, como colectivo más vulnerable por ser mujer y, además, tener una discapacidad o padecer una enfermedad» aunque por el hecho de tener una discapacidad o enfermedad no siempre se obtiene el resultado que quisiéramos la mayoría, la reprobabilidad penal, la condena”, añadió Fernández Russell.

Otra novedad de la ley es la introducción del consentimiento expreso (la figura del consentimiento ya existía), que, como concepto es amplio, pero pensando en las mujeres con discapacidad, debe basarse en tres ejes: la información, que es clave (sobre la sexualidad, relaciones afectivas, contracepción, etcétera), la razonabilidad (si se puede manifestar) y la voluntariedad (¿La persona manifiesta la voluntad de mantener una relación o es especialmente vulnerable?).

En la mesa redonda se escuchó el testimonio de Montse Garcia, de Dincat, quien explicó que de niña fue violada por su padre y no pudo denunciarlo hasta ser mayor, porque la familia no se lo permitió. Precisamente, la mayor parte de agresiones sexuales a mujeres con discapacidad ocurren en el entorno familiar y quedan “en la clandestinidad”. Ahora, Montse es activista de los derechos de las mujeres con discapacidad, se ha formado y ha participado en diversas iniciativas de empoderamiento del colectivo. Garcia lamentó que, a pesar de tener derecho a tomar decisiones sobre la vida sexual, «a menudo es la familia la que decide por nosotras». Por otra parte, «también tenemos derecho a estar informadas, pero no hay información accesible» dijo.

Por su parte, Raquel Montllor, de la Federación Catalana de Autismo, denunció cómo vivió desde pequeña la discriminación de género por el hecho de ser una mujer y la imposición del papel de cuidadora de sus padres, aunque ellos no la hubiesen criado, así como la “invisibilidad” que todavía sufren muchas mujeres. Carme Garrido, de ECOM, recordó que «el 80 por ciento de mujeres que convivimos con alguna discapacidad hemos sufrido a lo largo de la vida algún tipo de violencia». Por eso reclamó «a las entidades y movimientos feministas (les está costando mucho) que incorporen la mirada interseccional y sumen la erradicación del capacitismo y la discriminación múltiple de las mujeres con discapacidad porque nosotras también somos parte del feminismo». «Las niñas, jóvenes y mujeres con discapacidad queremos ser escuchadas en igualdad de condiciones, continuó diciendo, en los espacios de participación y toma de decisiones».

Lurdes Dacosta, de la Federación Salut Mental Catalunya, fue violada cuando tenía ocho años; vino de Portugal, ya adulta, «escapando de la violencia física y sexual»; ahora, cada vez que escucha una noticia sobre agresiones revive su experiencia, una experiencia que, admite, hace que a menudo la víctima se sienta culpable y sea incluso discriminada por la familia. Pero ella lo denunció, aunque los problemas de salud mental hacían que perdiera credibilidad. Gracias al apoyo de los grupos de ayuda mutua de la federación, «donde hemos encontrado un espacio seguro y de confort» y de la sororidad y acompañamiento de otras mujeres, ahora puede verbalizar sus sentimientos: «ya no soy una víctima, soy una superviviente, ya puedo hablar”. Sin embargo, considera que no se ha avanzado mucho en este campo y apuesta por empezar a hacer prevención en las escuelas y, desde las administraciones, dar voz a las mujeres con discapacidad, como está haciendo la Fundación Cermi Mujeres.

La jornada, celebrada en la sede de la ONCE Catalunya, fue inaugurada por el presidente del Consejo Territorial de esta organización, David Bernardo, moderada por su vicepresidenta, Maria de la Sierra, y clausurada, en nombre del COCARMI, por Amèlia Clara, también miembro de la Fundación Cermi Mujeres.

Sobre el COCARMI. El comité está integrado por trece federaciones y asociaciones que representan a las personas con discapacidad de Catalunya, ya sea discapacidad física, orgánica, intelectual, sensorial, trastorno mental o pluridiscapacidad. Estas entidades son ACAPPS , ASOCIDECAT , COCEMFE Catalunya , DINCAT-Plena Inclusión Catalunya , Down Catalunya, ECOM , Federación Catalana de Autismo , FECETC, FEDER en Catalunya , Federación Salud Mental Catalunya , FESOCA, FEPCCAT y ONCE Catalunya .

El COCARMI forma parte del Comité Estatal de Representantes de Personas con Discapacidad (CERMI), que representa a unos 3,8 millones de personas con discapacidad de unas 7.000 asociaciones. Forma parte asimismo de la Taula d’Entitats del Tercer Sector Social de Catalunya y de la Plataforma de Infancia de Catalunya (PINCAT).

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