En el Día Mundial de los Derechos de las Personas Consumidoras, la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS) recuerda que para evitar la exclusión y la discriminación de las personas con sordera es imprescindible, no solo que los productos y servicios puestos a disposición de los consumidores sean practicables y utilizables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible, sino también que la información publicitaria llegue al consumidor a través de formatos y canales accesibles.
Las personas sordas, como potenciales consumidoras tienen derecho a formarse una opinión, a tener criterio y a tomar sus propias decisiones de consumo. Por ello, FIAPAS apela a la toma de conciencia de empresas, anunciantes y agencias de publicidad para que los contenidos publicitarios en soporte audiovisual sean accesibles para las personas con sordera, incorporando el subtitulado, desde el origen, en la publicidad audiovisual y manteniéndose en todos los soportes (televisión convencional y otros formatos publicitarios audiovisuales).
El subtitulado contribuye a potenciar el alcance y la eficacia de los mensajes de las campañas publicitarias y de los anuncios en soporte audiovisual, por lo que se rentabiliza de manera inmediata. Hay que tener en cuenta que el subtitulado no solo facilita a las personas con sordera y con problemas de audición[1] el acceso a la información que el anunciante de un producto quiere hacer llegar a su potencial consumidor (y por extensión a sus familias que se sienten concernidas por quien muestra una preocupación por las personas sordas), sino que también se percibe como un reflejo de la responsabilidad social de la empresa fabricante y/o distribuidora. Al mismo tiempo, hay que tener en cuenta que el subtitulado es además utilizado por las personas oyentes cuando tienen que acceder a la información hablada en espacios públicos contaminados por el ruido o cuando no conocen a fondo el idioma, por lo que su impacto en la comunicación se universaliza.
Por tanto, gracias a los subtítulos la publicidad llega a más consumidores potenciales, posibilita el acceso a los contenidos publicitarios a las personas con sordera y contribuye a garantizar sus derechos como consumidores.