Desde que hace 59 años se realizara la primera intervención para colocar un implante coclear en el mundo, se han producido importantes avances en nuestro país al respecto. El último, el pasado año, con el reconocimiento explícito de la implantación bilateral en niños y adultos. Sin embargo, la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (FIAPAS) quiere recordar, en el Día Internacional del Implante Coclear, que todavía quedan importantes asuntos por resolver.
Mañana se cumplen 59 años desde que se realizó la primera intervención para colocar un implante coclear en el mundo. Desde entonces, en nuestro país se han realizado avances en este sentido. El último, el pasado año, tras la actualización de la Cartera común básica de servicios asistenciales del Sistema Nacional de Salud, incorporando, de forma explícita, la implantación bilateral en niños y adultos. El hecho de disponer hoy de este texto normativo, básico para todo el Estado, añade mayor seguridad jurídica a los usuarios de implante coclear, reconociéndose el derecho a la restitución bilateral de la audición, independientemente de la comunidad autónoma en la que se resida.
Sin embargo, todavía quedan asuntos pendientes de gran trascendencia en la vida de las personas sordas y en la de sus familias. Actualmente el Sistema Nacional de Salud cubre el implante coclear y contempla la renovación de tres de sus componentes externos, concretamente del procesador externo, el micrófono y la antena.
No ocurre así con la cobertura de las baterías para el funcionamiento del implante y la renovación de todos sus componentes externos, incluidos los cables, el imán y el portapilas, así como la incorporación de las mejoras tecnológicas y la renovación del procesador externo en los casos en los que facultativamente se determine, más allá de los períodos de renovación establecidos, cuestiones que FIAPAS, con motivo del Día Internacional del Implante Coclear, quiere reivindicar una vez más, dado el sobrecoste tan grande que, a día de hoy, tienen que asumir y soportar las personas sordas y sus familias, para las que oír se ha convertido en un lujo y ha dejado de ser un derecho.
Fuente: FIAPAS.